Fanny Ardant recordará a Armenia por mucho tiempo. Y su memoria no regresará sólo por los magníficos escenarios o la fascinante arquitectura de Ereván sino que lo hará por ese "temor genético" que la actriz francesa sufrió en Armenia. Ella llegó, fue parte de la Ceremonia de Apertura del Golden Apricot y dejó Armenia; pero dos o tres días fueron necesarios para que confesara su origen armenio. Ardant evitó hablar sobre ese tema, pidió a todo el mundo que no hablara sobre su origen. Sin embargo, fue invitada al Museo de Parajanov (uno de los mejores museos en Ereván, es pequeño e idiosincrático, la casa-museo del famoso cineasta soviético Sergei Parajanov. El museo es conocido por sus collages maravillosos), y fue allí, como Serzh Avedikyan, donde cedió a la presión de su memoria genética y confesó su origen armenio. En otras palabras, Ardant "culpó" a Parajanov de su revelación, pero no sabía que nada puede evitar a los armenios revelar lo armenio en las persona...