Los gitanos no tienen la necesidad de que los defendamos, su gente habla por sí misma. Ellos son la Europa antes de la misma institución de la Europa, sus culturas y sus tradiciones (que no debemos confundir con los medios para sobrevivir o de ganarse la vida), si trazamos un hilo rojo que atraviese desde el Oriente y el Occidente pasando por la Europa Central, se mezclan y enriquecen a todas las culturas actuales. A la hora de los derechos humanos, de la importancia dada a las minorías por las instituciones y los logros de las democracias, reconocer los derechos de los gitanos, ya no necesitan ser declarados pero sí ser defendidos. Lo que resta por hacer es lo más difícil: cambiar las mentalidades y tener buena voluntad. Es necesario dejar de hablar y de razonar en términos de clichés y de prejuicios. Todas las diferencias y los reproches a las comunidades gitanas son las diferencias inherentes a todas las comunidades humanas: la suciedad, el robo, la pereza, la negativa a la integrac
Para escuchar y ver a Fanny Ardant