Como una novela por Lydia Bacrie: "La verdadera vida, es la literatura" , se place en repetir Fanny Ardant. Hija de un Coronel empleado en el Palacio de los Grimaldi, pasó su adolescencia devorando los libros de la biblioteca, declamando a Claudel y los versos de Rilke al pie de la cama de su hermana. De ese entusiasmo, que no se contradirá jamás (ella afirma hoy todavía leer en todos lados y todo el tiempo!). Fanny tiene, sin duda, una buena parte de ese carácter: deslumbrante, eminentemente novelesco, apasionado. Ella tiene también una curiosidad y un sentido del eclécticismo muy raros en una actriz francesa capaz de actuarlo todo. Del todo magnífica. La prueba está en unas sesenta películas en las que ha actuado, y algunas obras maestras, como esta (sublime!) "Vivement dimanche"! o "La feme d'à côté", y casi tantos espectáculos, como Medée, que fascina al público de las arenas de Nîmes, a la luminosa May, heroína de Henry James, revisitada por Duras...