
"Quería algo elegante, pero que no fuera en un lugar preciso. Podría estar en el norte de Grecia o Italia, el Mediterráneo, Córcega, por eso vestí a los hombres de negro con camisas blancas, es un código que pertenece a muchos países". La elección de los actores también fue con un criterio, y es imposible no reconocer en los rasgos de Fanny Ardant en la protagonista, la actriz de Israel Ronit Elkabetz, una belleza mediterránea de mirar fuerte. "Necesitaba una actriz con un idioma extranjero que viniese de afuera, que no sea francesa". Pero ella es más que una mujer con acento sureño. Judith, como madre, es una figura emblemática, "de esas mujeres fuertes que son al mismo tiempo frágiles, una mujer que puede ser autoritaria, pero a quien le gusta la danza, la mujer que le dice a los niños que sean cuidadosos y después la primera cosa que hace es engañar y dar besos a los hombres. No quería una madre dolorosa, pero sí esas mujeres que inspiran la tragedia y son encantadoras." Los hijos de Judith nacieron en el país donde ella fue rodeada de reglas cerradas del pasado, y por eso son actuados por actores franceses. Los restantes actores del film son rumanos. Los movimientos de la cámara se han estudiado mucho en esta primera incursión de la actriz. Son danzados o rígidos, adecuados a la historia. Fanny Ardant habla sobre una construcción operativa, y subraya que hay secuencias que son homenajes a los cineastas favoritos -como la escena de los hombres en la estación de tren- "mucho Sergio Leone". El film está plagado de referencias a películas, pero sobre todo lleno de códigos. Fanny Ardant piensa que "las personas siempre están frente a una sociedad y cada sociedad tiene un código. Tenemos nuestro código civil, que tienen otro código, tenemos un código de conducta y el individuo es siempre considerado en relación con ese código."
Fuente DN Gente Portugal - ASD - Fotografía Mário Cruz - Lusa
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