Esta nota realizada por Lusa fue publicada en DN (Diario de Noticias) de Portugal en la que Fanny nos cuenta sobre su experiencia como directora. "Sí, mi placer de ser actriz está intacto y tal vez puede ser porque pasé a ser directora", dice Fanny Ardant, 60 años, al finalizar una entrevista sobre "Cendres et Sang", el film que estrena en Portugal el 7 de enero.
Y porque "la vida tiene más imaginación que nosotros", ella es conciente de su entorno: "es como en la selva donde hay lianas que penden y es preciso agarrarlas."Puedo decir que no he contado mi vida en esta película, pero cuento muchas cosas sobre mí", dice la compañera de los últimos años de Truffaut. Durante el largo rodaje en Rumania, Fanny Ardant debía regresar periódicamente a su presentación en París, donde tenía una pieza en escena. ¿Por qué no quiere abandonar su actividad como actriz?. Porque no elige entre teatro, cine, dirección. "Es porque me ha gustado todo por lo que no tengo la voluntad de elegir, nada hay como un camino sin retorno. Desde el comienzo de mi carrera, hice siempre cine y teatro, una alimentaba a la otra." Pasó a ser realizadora sin una razón concreta: "Era un deseo oscuro, pero no puedo dar una razón en particular. Empezó por el deseo de escribir esta historia y después de imaginarla en imágenes y luego de filmarla." Filmada sin olvidar lo que es actuar: "Como actriz mis mejores recuerdos son de cuando me olvidaba de la cámara, cuando me dejaba ir, sin conciencia de la luz, viajar. Mi felicidad, mi placer, mi dolor, fueron cuando ese mundo era mío."
"Siempre tuve grandes emociones cuando tuve actuaciones sin sentir que la cámara se mueve, ese lenguaje del cine sin igual, de una forma ambigua, estamos concientes y no estamos concientes. Siempre pensé que el actor no debe estar muy conciente, no debe tener el control." Gusta de la sensación de estar aislada en el mundo: "Recuerdo que una vez me contaron que antiguamente las cámaras hacían ruido y eso nos protegía. Filmé en Italia, había barullo y eso me protegía porque era una cosa entre yo y el otro actor o la otra actriz." Fanny Ardant confiesa ser "una apasionada del cine" y que va "muchas veces a ver filmes en salas oscuras". "Me gustan muchas cosas, incluso cuando las personas me dicen 'no te puede gustar eso'. Soy un público óptimo. Me gusta que me cuenten una historia, me gusta estar en atmósferas inesperadas y quiero rendir homennaje al cine italiano, al cine ruso, no a mi película."
El plano en el que una directora se siente más frágil como realizadora es en la dirección entre actores: "Como actriz, no necesito que me hablen mucho. Me gusta que los actores sean como perros, que huelan a través de las palabras. Como actriz odio que me digan todo lo que tengo o debo hacer. Yo diría: dejenmé con mi placer. Por lo tanto, trato a los actores como me gustaría que me tratasen." Pero quizá en las próximas situaciones Fanny Ardant esté dispuesta a "percibir que hay ciertos actores con los cuales es preciso hablar y otros con los que es preciso no hablar."
Le gustó mucho la experiencia de dirigir y le gustaría tener tiempo y dinero para nuevos proyectos, pero nunca actuará en un film que realice. "Cuando estaba detrás de la cámara, tenía tantas ganas de actuar. No sólo el papel de Judith, sino también el papel de los hombres y de los perros. Pero pensé que sería complicado porque al tener conciencia de todo lo visual, para actuar necesitaba tener una gran pérdida de conciencia, no podría actuar, sabiendo lo que quería que el actor hiciese, habría echado todo a perder." En una película donde hay una barrera casi invisible entre el mundo de las mujeres y de los hombres, Fanny Ardant dice que "no quería hacer un mundo superior y otro inferior". "Amo a los hombres, hombres bellos, misteriosos, como parte de una sociedad. Soy una mujer que vive como una mujer, pero sabía de los hombres, mi abuelo, mi papá, mis hermanos, mis hombres, y los he amado. Unos eran fuertes, otros eran frágiles, algunos buenos otros no, más no era una guerra de sexos. Cada uno en su lugar."
Fuente: DN Gente Portugal
Y porque "la vida tiene más imaginación que nosotros", ella es conciente de su entorno: "es como en la selva donde hay lianas que penden y es preciso agarrarlas."Puedo decir que no he contado mi vida en esta película, pero cuento muchas cosas sobre mí", dice la compañera de los últimos años de Truffaut. Durante el largo rodaje en Rumania, Fanny Ardant debía regresar periódicamente a su presentación en París, donde tenía una pieza en escena. ¿Por qué no quiere abandonar su actividad como actriz?. Porque no elige entre teatro, cine, dirección. "Es porque me ha gustado todo por lo que no tengo la voluntad de elegir, nada hay como un camino sin retorno. Desde el comienzo de mi carrera, hice siempre cine y teatro, una alimentaba a la otra." Pasó a ser realizadora sin una razón concreta: "Era un deseo oscuro, pero no puedo dar una razón en particular. Empezó por el deseo de escribir esta historia y después de imaginarla en imágenes y luego de filmarla." Filmada sin olvidar lo que es actuar: "Como actriz mis mejores recuerdos son de cuando me olvidaba de la cámara, cuando me dejaba ir, sin conciencia de la luz, viajar. Mi felicidad, mi placer, mi dolor, fueron cuando ese mundo era mío."
"Siempre tuve grandes emociones cuando tuve actuaciones sin sentir que la cámara se mueve, ese lenguaje del cine sin igual, de una forma ambigua, estamos concientes y no estamos concientes. Siempre pensé que el actor no debe estar muy conciente, no debe tener el control." Gusta de la sensación de estar aislada en el mundo: "Recuerdo que una vez me contaron que antiguamente las cámaras hacían ruido y eso nos protegía. Filmé en Italia, había barullo y eso me protegía porque era una cosa entre yo y el otro actor o la otra actriz." Fanny Ardant confiesa ser "una apasionada del cine" y que va "muchas veces a ver filmes en salas oscuras". "Me gustan muchas cosas, incluso cuando las personas me dicen 'no te puede gustar eso'. Soy un público óptimo. Me gusta que me cuenten una historia, me gusta estar en atmósferas inesperadas y quiero rendir homennaje al cine italiano, al cine ruso, no a mi película."
El plano en el que una directora se siente más frágil como realizadora es en la dirección entre actores: "Como actriz, no necesito que me hablen mucho. Me gusta que los actores sean como perros, que huelan a través de las palabras. Como actriz odio que me digan todo lo que tengo o debo hacer. Yo diría: dejenmé con mi placer. Por lo tanto, trato a los actores como me gustaría que me tratasen." Pero quizá en las próximas situaciones Fanny Ardant esté dispuesta a "percibir que hay ciertos actores con los cuales es preciso hablar y otros con los que es preciso no hablar."
Le gustó mucho la experiencia de dirigir y le gustaría tener tiempo y dinero para nuevos proyectos, pero nunca actuará en un film que realice. "Cuando estaba detrás de la cámara, tenía tantas ganas de actuar. No sólo el papel de Judith, sino también el papel de los hombres y de los perros. Pero pensé que sería complicado porque al tener conciencia de todo lo visual, para actuar necesitaba tener una gran pérdida de conciencia, no podría actuar, sabiendo lo que quería que el actor hiciese, habría echado todo a perder." En una película donde hay una barrera casi invisible entre el mundo de las mujeres y de los hombres, Fanny Ardant dice que "no quería hacer un mundo superior y otro inferior". "Amo a los hombres, hombres bellos, misteriosos, como parte de una sociedad. Soy una mujer que vive como una mujer, pero sabía de los hombres, mi abuelo, mi papá, mis hermanos, mis hombres, y los he amado. Unos eran fuertes, otros eran frágiles, algunos buenos otros no, más no era una guerra de sexos. Cada uno en su lugar."
Fuente: DN Gente Portugal
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