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Madmoiselle Julie es una de las piezas de August Strindberg y de las más más complejas, por el enfoque psicológico de los personajes, cargados de ambigüedad y vacilaciones. El drama que va a vincular a Julie, la aristócrata, y Jean el criado de su padre, no se resuelve sólo en el análisis social de los estratos sociales o de los rangos que cada uno de ellos puede ocupar en la sociedad. A la oposición de las clases, se suma la de los sexos y, más profundo aún, es que cada uno se alimenta a sí mismo con la contradicción permanente de sus deseos. Cuando al cabo de este encadenamiento de repulsión-atracción, soberanía-sumisión, odio-fascinación que los vincula, los dos protagonistas sucumben, por fin a su deseo, y es allí cuando se produce la desilusión. La incomprehensión que los separa, su incapacidad para aclarar la naturaleza de sus sentimientos, los va alejando irremediablemente. En la intimidad de esta obra, uno se pregunta quién es el creador de esta pieza trágica naturalista (como la subtitula Strindberg). El autor que hace un análisis de los seres intervinientes, sin dar conclusiones definitivas. El espectador puede cambiar su forma de pensar y salir con conclusiones muy diferentes a las que creyó tener al principio de la obra. La adaptación francesa fue de Boris Vian.
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