Esta es su primera puesta en escena. Para ello, la actriz comienza con "Véronique", de André Messager. Jean- Christophe Spinosi y su grupo Matheus, expertos en música barroca, que estarán en el foro.
"«De-ci, de-là…», «Poussez, poussez l'escarpolette…»" Como mucho, Fanny Ardant prácticamente sólo conocía estas dos encantadoras frases de "Véronique", opereta de André Messager, creada en 1898 de los Bufos Parisienses y hasta ahora algo caída en el olvido. Sólo los expertos, en particular Benoît Duteurtre, que adaptó el libreto de esta producción, no ignoran nada de las versiones grabadas en disco donde sobresalen el barítono Camille Maurane y las sopranos Geori Boué o Mady Mesplé. La opinión pública no vibraba desde hace tiempo ya con las aventuras del vil seductor Florestan y de Hélène de Solanges, que está enamorada y se ocultará bajo el nombre de Véronique para seducirlo mejor. Los dos papeles serán cantados por Dietrich Henschel y la joven Amel Brahim-Djelloul mientras que Ingrid Perruche, otro gran valor del canto, interpretará a Agathe Coquenard, la florista confidente del héroe.
"No conocía el argumento de la obra, cuando Jean-Luc Choplin, el director del Châtelet, me propone poner en escena la opereta", confió Fanny Ardant, que reconoce que sus gustos de melómana la empujan más bien hacia Wagner o Mozart. La actriz no tenía especialmente deseos de realizar esta puesta en escena pero se prendió en este juego. Ella ha "flirteado" con la música jugando a Jeanne en la hoguera de Honegger, pero sin ir más allá. "Como actriz, se tiene siempre un punto de vista, pero cuando, como hoy, uno debe meterse en la obra, se da cuenta de que no es tan simple", ella constata.
"Yo encuentro más interesante partir hacia una aventura que rechazarla", dice ella para explicar su adhesión a un proyecto que no pensaba llevar a cabo. Al leer el libreto, al escuchar la música, ella poco a poco "obtuvo las líneas de fuerza" que le hablaban. "Creo que es necesario siempre traerlo todo hacia el amor, es el hilo conductor de las grandes cosas. En Véronique, hay un poco del Marivaux del Príncipe travestido, un juego de máscaras y de dobles, de gente que toma una apariencia diferente de la verdadera." Este es el aspecto que la sedujo.
El tiempo Louis- Philippe en el cual se situaba originalmente la opereta no la inspiraba. "Yo decidí trasladar la acción a los años cincuenta, porque es el último ícono de una sociedad donde existen aún tabúes, con un código y clases sociales bien delimitadas", explica ella. Era necesario que la expresión "hacer un bonito matrimonio" tuviera aún un sentido.
Pasar del final del siglo XIX a la estética de las comedias musicales de Minnelli ha demandado un trabajo de adaptación del libreto. Benoît Duteurtre ha cambiado, por ejemplo, las alusiones a Luis- Philippe, poco comprensibles hoy, y ha desplazado el baile al patio de la casa de la famosa modista Madame Rochas. Los decorados se confiaron al Americano Ian Falconer, al inventor de la pequeña cerdita Olivia.
Con respecto al trabajo con los intérpretes, Fanny Ardant reconoce haber aprendido poco a poco de este trabajo todas las dificultades de la actuación y del canto, los gestos que es necesario evitar para no perjudicar la proyección del sonido. "Es un poco la cuadratura del círculo", reconociendo llegar un poco como una intrusa, aunque la música ocupa un lugar importante en su vida. "Me gusta tanto Bach como Mozart o Wagner, pero también la canción francesa o Oum Kalsoum", confía ella. Un eclecticismo que la califica totalmente para la opereta.
El grupo se formó por elecciones muy acertadas. La actriz juzga con mucha admiración a los cantantes, cuyo trabajo alaba. "Yo parto del principio que cuando algo es intenso, verdadero y honesto, algo pasa"."Lo que no puedo soportar son las convenciones, lo convencional ", dice, cuando se le pregunta sobre las diferencias entre el teatro y la lírica." "Cuando se me dice, prosigue en algo estructurado, no puedo hacer eso porque hace como doscientos años que se hace de modo diferente, eso no me interesa." Está encantada en cualquier caso de intentar esta primera experiencia de puesta en escena con cantantes. "La música es también un gran aprendizaje para los actores." Respetar las frases de un texto desde su esencia, es finalmente como respetar una a una cada nota musical".
"No conocía el argumento de la obra, cuando Jean-Luc Choplin, el director del Châtelet, me propone poner en escena la opereta", confió Fanny Ardant, que reconoce que sus gustos de melómana la empujan más bien hacia Wagner o Mozart. La actriz no tenía especialmente deseos de realizar esta puesta en escena pero se prendió en este juego. Ella ha "flirteado" con la música jugando a Jeanne en la hoguera de Honegger, pero sin ir más allá. "Como actriz, se tiene siempre un punto de vista, pero cuando, como hoy, uno debe meterse en la obra, se da cuenta de que no es tan simple", ella constata.
"Yo encuentro más interesante partir hacia una aventura que rechazarla", dice ella para explicar su adhesión a un proyecto que no pensaba llevar a cabo. Al leer el libreto, al escuchar la música, ella poco a poco "obtuvo las líneas de fuerza" que le hablaban. "Creo que es necesario siempre traerlo todo hacia el amor, es el hilo conductor de las grandes cosas. En Véronique, hay un poco del Marivaux del Príncipe travestido, un juego de máscaras y de dobles, de gente que toma una apariencia diferente de la verdadera." Este es el aspecto que la sedujo.
El tiempo Louis- Philippe en el cual se situaba originalmente la opereta no la inspiraba. "Yo decidí trasladar la acción a los años cincuenta, porque es el último ícono de una sociedad donde existen aún tabúes, con un código y clases sociales bien delimitadas", explica ella. Era necesario que la expresión "hacer un bonito matrimonio" tuviera aún un sentido.
Pasar del final del siglo XIX a la estética de las comedias musicales de Minnelli ha demandado un trabajo de adaptación del libreto. Benoît Duteurtre ha cambiado, por ejemplo, las alusiones a Luis- Philippe, poco comprensibles hoy, y ha desplazado el baile al patio de la casa de la famosa modista Madame Rochas. Los decorados se confiaron al Americano Ian Falconer, al inventor de la pequeña cerdita Olivia.
Con respecto al trabajo con los intérpretes, Fanny Ardant reconoce haber aprendido poco a poco de este trabajo todas las dificultades de la actuación y del canto, los gestos que es necesario evitar para no perjudicar la proyección del sonido. "Es un poco la cuadratura del círculo", reconociendo llegar un poco como una intrusa, aunque la música ocupa un lugar importante en su vida. "Me gusta tanto Bach como Mozart o Wagner, pero también la canción francesa o Oum Kalsoum", confía ella. Un eclecticismo que la califica totalmente para la opereta.
El grupo se formó por elecciones muy acertadas. La actriz juzga con mucha admiración a los cantantes, cuyo trabajo alaba. "Yo parto del principio que cuando algo es intenso, verdadero y honesto, algo pasa"."Lo que no puedo soportar son las convenciones, lo convencional ", dice, cuando se le pregunta sobre las diferencias entre el teatro y la lírica." "Cuando se me dice, prosigue en algo estructurado, no puedo hacer eso porque hace como doscientos años que se hace de modo diferente, eso no me interesa." Está encantada en cualquier caso de intentar esta primera experiencia de puesta en escena con cantantes. "La música es también un gran aprendizaje para los actores." Respetar las frases de un texto desde su esencia, es finalmente como respetar una a una cada nota musical".
Teatro del Châtelet, los días 21,.22,.24,.26,.29 y 31 de enero a las 20, el 27 de enero a las 16. Telf.: 0140282840 y www.chatelet-theatre.com Merci por la Noticia a Débora
Comentarios
Un besote
Tu blog está cada día más lindo. Siempre lo miro.
¿Vos me enviaste el archivo con Mafalda?. Me fascinó realmente. Mil gracias si así fue. Yo amo a Mafalda, ¿a vos te gusta?. Es una nena genia que siempre revolucionó la cabeza de los argentinos. Hace poco conseguí la película. Super.
Un abrazote!